Un viaje fantástico que rememoró la década de los 90, fue como se
vivió la presentación que la víspera ofreció la agrupación Fobia, que
acompañada de Los Liquits, interpretaron temas del primer disco de su carrera.
Cuando las luces comenzaron a iluminar el Plaza Condesa, de la
Ciudad de México, y se abrieron sus puertas, cientos de fans comenzaron a
llegar para ocupar un lugar en este espectáculo que marcó un referente en la
manera de hacer conciertos en México.
De esta manera, cuando el reloj marco las 22:00 horas, el recinto
ya se encontraba al tope de su capacidad con jóvenes y adultos que esperaban
escuchar todos los temas del primer disco, con el cual la agrupación saltó a la
fama.
Fue así que luego de unos instantes la banda salió al escenario en
compañía de Los Liquits, agrupación que anoche fungió como su banda invitada y
con la que entonaron “Los muñecos”, tema que muy pocas ocasiones había
interpretado en un "show“.
En el recital había seguidores portando camisetas con leyendas
alusivas a la banda y otros que no dejaban de capturar el momento con sus
teléfono y cámaras, pero todos por igual no dejaron de externar su alegría y
emoción por escuchar temas como “Dios bendiga a los gusanos”, “Moscas” y “El
cumpleaños”.
Como si no hubieran pasado los años, Fobia interpretó de manera
exitosa otros temas como “Corazón de caracol”, “La iguana” y “Pudriendo”, que
consiguieron acoplar de manera armoniosa con el estilo de Los Liquits, que
también lograron dotar de frescura y desenfado a esta presentación.
Para la recta final de este espectáculo, Leonardo de Lozanne
agradeció el apoyo de los seguidores y deseo se la estuvieran pasando bien; y
luego siguió con la entonación de “Puedo rascarme solo”.
Cuando los primeros acordes de “El microbito” comenzaron a inundar
el foro, los asistentes lanzaron un grito de júbilo que impregnó la velada de
una emoción particular.
Dicha canción fue la más aplaudida y coreada de la noche haciendo
que la mayoría de los asistentes bailaran al ritmo de esta pegajosa melodía.
“Esta noche hemos muerto de amor, pero el amor nunca muere”, dijo
Lozanne, de manera que el público sabía que la velada estaba por concluir, pero
no sin antes escuchar “El crucifijo”.
Con este himno a la desolación y al vacío que deja un amor, Fobia
cerró de manera espectacular este show lleno de emotividad y mucha festividad
por las más de dos décadas, que la agrupación lleva cantándole al amor y al
desamor.
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