
Después de una larga jornada de espera cargada de sol y estridencia, las 85 mil personas reunidas, cifra dada por los organizadores, lograron escuchar a la banda principal del evento, The Strokes, en punto de las 22:10 horas.
Sin embargo, las personas aglutinadas muy cerca del Corona Stage comenzaron a aplastarse entre brincos y empujones, provocando la preocupación de la banda.
"Buenas noches, México. Por favor, cuídense unos a otros ahí abajo, ¿están bien?", preguntó el vocalista Julian Casablancas.
"No problemas, por favor, sean amigos", añadió en español, mientras esperaba que el servicio médico atendiera a algunas chicas que se desmayaron y resultaron aplastadas.
Con todo, el grupo logró calmar al público enardecido por la música y el alcohol, y los puso a bailar con temas como 'New York City Cops', 'Heart in a Cage', 'You Only Live Once' y 'Is This It'.
Los asistentes vibraron también en los otros tres escenarios al ritmo de Portishead, Moby, The Rapture, entre otros.
Los fans empezaron a arribar en grupos desde las 11:00 horas para ambientarse desde temprano, y llenaron poco a poco el recinto.
Los mares de gente caminando entre un stage y otro, contrastaron con un número similar de personas que prefirieron tomar el sol en el pasto o mojarse con los aspersores de agua.
El público, de entre 15 y 30 años, dibujo el festival con atuendos cargados de accesorios retros, colores chillantes, playeras holgadas y tenis roídos.
Los espacios recreativos contaron con una playa con volibol, una minicascada, hamacas y hasta una selva con palmeras y aire acondicionado.
La cerveza, cuyo precio osciló entre los 40 y 70 pesos, según el tamaño, no dejó de distribuirse en ningún momento, al igual que el agua embotellada, cigarros y comida.
El aire del Autódromo estuvo impregnado de emoción y buena música, aunque también destacó por momentos el olor a mariguana.
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